El ABC de iniciar un proyecto tecnológico está responder adecuadamente qué se quiere mejorar, conocer la operación en detalle, conocer los clientes y los objetivos que se quieren lograr son algunas de las preguntas iniciales al momento de definir el camino hacia una mejora operacional.
Un proyecto tecnológico, por ejemplo, como la automatización de algún proceso logístico es una de las decisiones más importantes en términos estratégicos al interior de las compañías, ya que en su diseño debe estar plasmado su visión de futuro.
¿Hacia dónde queremos avanzar? ¿Cómo queremos operar? ¿Qué servicio queremos entregar? son algunas de las definiciones claves que permite delinear un proyecto de esta envergadura, cuyo éxito depende puntualmente de un buen diseño conceptual, claridad del objetivo buscado y de escoger a los partner adecuados para la elección correcta de equipos, tecnologías y confianza en su implementación; todas acciones a tener en cuenta para que esta etapa entregue los máximos beneficios.
Symple Implementación
Cabe enfatizar que avanzar por el camino correcto, en materia de innovación, es entender que las tecnologías o herramientas que se implementen deben ser capaces de impactar tanto en costos como en generar nuevas fuentes de diferenciación en las empresas.
Para nadie es un misterio, entonces, que iniciar un proyecto de esta envergadura tiene como finalidad central mejorar la operación, darle el impulso que requiere para enfrentar los nuevos tiempos y responder a los clientes del modo que se desea. Sin embargo, para concretar estos objetivos es fundamental la planificación, el diseño y la implementación exitosa.
El error más típico es creer que la tecnología es una solución por sí sola a los problemas. Hoy las herramientas o equipos tecnológicos se han convertido en una especie de commodity, donde lo que realmente marca la diferencia es un proyecto bien diseñado y una implementación acorde a las características operacionales de la compañía.
Un proyecto mal implementado puede significar un tremendo dolor de cabeza o convertir este proceso en un caos, ya sea porque la tecnología escogida no fue la adecuada o porque el tamaño del proyecto no responde a la operación de la empresa. Sea cual sea el motivo, una mala implementación deja en un mal pie a la empresa y puede generar un tremendo daño a nivel de servicio y también internamente, ya que se entiende que el punto que dio origen al error estaría en una mala lectura y en no contar con el apoyo adecuado.
Symple Implementación
Lo anterior hace fundamental el rol de los implementadores como partner adecuados de este camino de modernización y eficiencia operacional de sus clientes. Acompañar en base al entendimiento y respetando, por supuesto, los lineamientos del proyecto y la visión estratégica que busca la empresa son partes esenciales de este servicio.
Finalmente, una correcta implementación asoma como uno de los pilares esenciales para lograr un proyecto tecnológico exitoso que de valor a la operación y permita a la empresa mirar con confianza su futuro y responder a su planificación estratégica y a sus clientes. Un proyecto de esta envergadura no es el momento para cometer error y poner en juego el desempeño y servicio de una empresa.